Santurbán, pobres ricos…

Fecha 18 diciembre, 2014

Mientras los ambientalistas de la ciudad beben whisky en los salones de los clubes sociales, los pobladores de la provincia de Soto Norte conformada por los municipios de Vetas, California, Suratá, Tona y Matanza, se mueren de hambre. A la parálisis de la explotación minera por la falta de la delimitación del páramo, se le suma la crisis agropecuaria que vive la región por falta de programas asistenciales que apoyen la labor de los campesinos que cultivan la tierra y ordeñan sus vacas para subsistir en estas pintorescas laderas verdes de Santander. Confluyen en esta situación el abandono estatal y una visión ambiental errada y sesgada sobre lo que debe ser el desarrollo socioeconómico de la zona, dentro de un marco sostenible en el que prevalezca la conservación seria y responsable del medio ambiente.
No conozco en todos estos años de lucha de los ambientalistas en los cocteles, de la presencia de mis amigos verdes en la zona para ayudar a los campesinos de Santurbán con alternativas para el mejoramiento de la producción agrícola ni para el mejoramiento genético del ganado lechero y lanar de la región. Todo se ha quedado en discursos, cháchara y carreta en foros y cocteles para fortalecer sus aspiraciones políticas, gremiales y vanidades personales, pero ninguna acción material sobre una región que necesita de expertos que le ayuden a aumentar la productividad y calidad de la cebolla, la lana y la leche.
Cuánto agradecerían los campesinos de la Provincia de Soto Norte que los ambientalistas locales se tomaran la molestia de al menos conocer con sus propios ojos las necesidades de una región pobre que duerme encima de la riqueza que muchos envidiarían tener en cualquier lugar del mundo. La problemática actual con la cebolla es una muestra más de la desidia y el abandono estatal de la región.
Al pobre campesino le cuesta producir 100 kilos de cebolla $65 mil, pero al venderlos solo recibe $20 mil. Con la leche les está pasando lo mismo, solo les están pagando $600 pesos por litro. Sale más barato mandar las vacas a jugar billar con los ambientalistas en los clubes de Bucaramanga que ordeñarlas…
Fuente: http://www.vanguardia.com/opinion/columnistas/jorge-figueroa/291501-sant…