Especial de El Tiempo: Con la operación minera de carbón, La Guajira tiene una oportunidad social

Fecha 12 julio, 2023

Cerrejón es el cerro tutelar de municipios como Barrancas y Albania, ubicados a unas dos horas de Riohacha, en La Guajira. Es también el nombre de un proyecto minero de carbón que opera en el país hace 50 años.

Precisamente,en el marco de la polémica que se ha generado en los últimos meses sobre el uso del carbón en el mundo y en especial en Colombia, además de la situación social que se vive en La Guajira y la más reciente visita del gobierno nacional, EL TIEMPO consultó a expertos, comunidades y trabajadores sobre el impacto que tiene esta operación en el departamento.

En términos económicos hoy la minería en cabeza de Cerrejón “corresponde al 57.6 por ciento del PIB de La Guajira, esto quiere decir que si a la minería le va bien, al departamento le va bien”, destacó Luis G. Baquero, gerente de la mesa Andi Más La Guajira. Baquero añadió que con lo que Cerrejón pagó por regalías del 2012 al 2018, que fue una suma de 4,6 billones de pesos:“ Con ese dinero podemos hacer seis veces el nuevo puente Pumarejo de Barranquilla, o hacer seis veces la represa del río Ranchería que es la obra de infraestructura más grande de La Guajira”.

Acciones sociales concretas

La operación de carbón les ha llegado a sus trabajadores y a las comunidades con inversiones concretas. Desde2017,en la parte social, la minera ha invertido más de 220.000 millones de pesos en proyectos voluntarios y obligatorios para las comunidades aledañas. “En Cerrejón buscamos proteger a nuestra gente, respetar el medio ambiente y aportar valor a las comunidades locales. Nos tomamos muy en serio nuestras responsabilidades, y nuestras operaciones son un generador de riqueza muy importante para La Guajira”, explicó Claudia Bejarano, presidenta de Cerrejón.

EL TIEMPO conoció algunas de las iniciativas sociales que ha financiado y acompañado la minera de carbón como llevar el agua a comunidades para impulsar sus proyectos agropecuarios, o darles un impulso a mujeres artesanas wayuú para que creen su propia marcay participen en ferias artesanales como Expoartesanías en Bogotá.

En ese mismo sentido, el alcalde del municipio de Barrancas, Iván Soto, aseguró que gracias a la inversión directa que hace la empresa han podido llegar a la comunidad: “Es una operación que genera empleo y está muy pendiente de nuestros municipios”. Algunas de las inversiones que se han hecho en este municipio son: construcción de la canalización, con una inversión de 1.700 millones de pesos, en la comunidad Las Casitas para evitar inundaciones que dañen sus cosechas. Así como la construcción de un box culvert en el arroyo Caurina (1.100 millones de pesos) o la construcción de una estación de bombeo (1.700 millones de pesos) para beneficiar a los habitantes delos corregimientos de Papayal y Oreganal, entre otras obras.

La más reciente encuesta de Brújula Minera (un estudio que les pregunta a más de 2.600 personas de municipios mineros y no mineros sobre la reputación del sector minero en el país, entre otros temas) da a conocer que las comunidades del área de influencia en las que se produce este mineral reconocen al sector como el que más contribuye a su región (56 %); el que más empleo genera (49 %) y el que más aporta a las comunidades donde trabajan (49 %). De acuerdo con Juan Camilo Nariño, presidente de la Asociación Colombiana de Minería (ACM), “estos resultados denotan que una actividad minera responsable del carbón genera oportunidades de coexistencia para todos, por tanto debemos potenciarla con los másestrictos estándaresdesostenibilidad, teniendo como premisa su importante aporte en el territorio”, puntualizó el presidente de ACM.

Corredor verde de biodiversidad

Más allá del aporte económico de unos10 billones de pesos en impuestos y regalías, desde el 2017 hasta el 2022, que ha dejado el Cerrejón con sus operaciones al país, la operación prioriza el medio ambiente.

En la minera no solo trabajan más de 12.000 personas, entre directas y contratistas, también es el lugar donde se teje, a partir de la recuperación y protección, un corredor verdede biodiversidad que conecta a la Serranía del Perijá con la Sierra Nevada de Santa Marta, pordon de ya se han vislumbrado especies que se creían extintas en el lugar como el jaguar. De hecho, el último registro que había de algún jaguar fue en 1976. Hoy se tiene registro de 10 jaguares, 16 pumas y 150 ocelotes recorriendo este corredor verde.

En ese sentido, hay unas 15.600 hectáreas intervenidas con minería y 4.863 ya se encuentran rehabilitadas con la siembra de 2,9 millones de árboles de 40 especies que conforman un gran bosque seco tropical.

“Todo el suelo fértil que hemos intervenido lo vamos guardando en bancos de suelo. Y cada vez que queda un área libre por operación entra inmediatamente la rehabilitación”, explica Luis Francisco Madriñan, gerente de gestión ambiental del Cerrejón.

Carbón y transición energética

Para la World Coal Association (WCA), que representa a la industria mundial del carbón en el mundo, y tiene sede en Londres, Reino Unido, “es imperativo que el carbón se incluya en la transición energética, ya que la sustracción repentina del carbón de estas economías podría conducir a fallas generalizadas del mercado. El carbón también suministra la mayor parte de la producción mundial de acero y cemento, por lo tanto, los materiales críticos para la construcción e incluso la fabricación de tecnologías de transición energética como la energía solar y eólica dependen en parte del carbón”.

De hecho, la recomendación que le hace la WCA al país es reconocer los beneficios potenciales del carbón mientras se buscan tecnologías más limpias. “Las vastas reservas de carbón de Colombia pueden contribuir a la seguridad energética, la asequibilidad y la confiabilidad”, según WCA. En eso coincide Luis G. Baquero, de la Mesa Andi Más La Guajira: “Con la operación hay más de 10 años de regalías aseguradas que se deben usar para diversificar la matriz productiva del departamento”.

En ese contexto, ahora que se conocen nuevos proyectos para impulsar el desarrollo en La Guajira, se trata de ver el carbón como una oportunidad para impulsar la transición energética y que se aprovechen, como comunidad guajira, los recursos sociales y económicos que se han venido generando a través de la minería en los últimos 30 años.

Carbón, Colombia y el mundo

La educación es legado clave para los guajiros

Son más de 17.000 personas las que se han beneficiado con los auxilios en todos los niveles de educativos, entre empleados, familiares y miembros de las comunidades vecinas a la minera.

Gracias a estos auxilios educativos, que en la mayoría de los casos cubren hasta el ciento por ciento de la matrícula, así como el mantenimiento mensual del estudiante cuando están en otras ciudades, pues pueden escoger la carrera en cualquier institución de educación superior tanto en La Guajira como en cualquier parte del país, varios se han convertido en las primeras generaciones de sus familias en acceder a una universidad.

Por ello, tanto trabajadores como miembros de comunidades cercanas aseguran que uno de los mejores legados del Cerrejón para la región es la educación. Los trabajadores también resaltan que al acceder a educación superior, pudieron ascender dentro de la empresa y mejorar su calidad de vida

Diana Silva Carrillo es trabajadora social de la Universidad de la Guajira y tiene una maestría en desarrollo social de la Universidad del Norte, en Barranquilla, gracias a estos auxilios educativos que le cubrieron la totalidad de la educación.

Ella hace parte de una de estas comunidades reasentadas, que estaban en el sector de Hatonuevo, y no duda al afirmar que sin estos auxilios los miembros de estas comunidades no hubieran podido tener acceso a educación superior. “Definitivamente no hubiéramos podido estudiar en la Universidad porque las familias no tenían cómo darnos una profesión”, aclara Silva. Diana actualmente brinda soporte social a los analistas en campo en Cerrejón, ya que desde hace cinco meses trabaja para la minera.

Diana agrega que varios miembros de su familia también se han beneficiado. Su hermano es ingeniero ambiental y tiene una maestría. Y el menor es médico. Incluso, su madre, hizo un técnico como auxiliar administrativa que le permite ubicarse laboralmente hoy en día.

En total fueron 170 familias reasentadas a las cuales se les entregó una vivienda nueva con acceso a servicios. Además, todos los miembros de las comunidades reasentadas que han deseado desarrollar estudios técnicos, tecnológicos y profesionales, e incluso postgrados, Cerrejón les pagó la totalidad de la matrícula y el sostenimiento mensual para el estudiante.

“El programa de auxilios educativos es lo mejor que hay en la región. Somos la primera generación de profesionales de estas comunidades”, aclara Silva.

Otro caso es el de José David Peñaranda, quien se desempeña como supervisor de producción, y quien lleva 38 años trabajando para el Cerrejón. “Entré como bachiller y gracias a los auxilios educativos me formé como ingeniero de sistemas en la UNAD”, resalta.

Sus hijos también se han beneficiado con estos auxilios. La mayor, Diana Marcela Peñaranda, estudió en la Universidad de la Javeriana, “le fue tan bien académicamente que estudió dos carreras a la vez: administración de empresas y comunicación social. Tuvo un promedio de 4,7 en las dos carreras”, destaca orgulloso Peñaranda y agrega que ya culminó una maestría también. “ Mi hijo, Luis Manuel Peñaranda, acaba de sustentar su tesis con honores en Ingeniería de Sistemas. En septiembre tengo otro ingeniero graduado en la casa”, destaca Peñaranda y puntualiza: “Gracias a Dios, a estos auxilios educativos que ha dado la empresa y a mi trabajo”.

Tres mujeres que conducen unas 190 toneladas

Carmen Lucía Roys no puede evitar reírse al recordar que hace unos años no sabía ni manejar bicicleta y hoy maneja un camión demás de 190 toneladas. “Inicié por una convocatoria que hicieron en el colegio Pablo XI de Barrancas. Primero, nos dieron la oportunidad de ser estudiantes Sena, nos capacitaron por seis meses, luego hice la práctica como operadora de camión 190. Fui contratada en el 2011 y manejé durante casi cuatro años camión carbonero y camión cargador. Ahora soy coordinadora de línea”, explica Carmén Roys y comparte su experiencia sobre uno de los días más importantes para ella: “Pasé de la teoría a manejar un camión. El primer día que manejé fue pura emoción, susto y adrenalina. Comprobé que las mujeres somos capaces de todo y nada nos queda grande. Los compañeros son caballeros, como ángeles guardianes que nos cuidan, y no he sentido machismo”, comenta.

Junto a ella está Laura Maestre, operadora de camión, y quien no duda en afirmar que todos los días se goza su trabajo. “Me siento empoderada. En tierra nos sentimos pequeñas, pero me subo al camión y es como llegar a un nuevo mundo de gigantes”. Y no es para menos, Laura mide 1,65 metros y al preparase para subir al camión, su altura no alcanza a llegar ni a la mitad de la llanta. “La minera nos brinda la oportunidad de seguirnos superando. Estoy estudiando Ingeniería Industrial y entrar acá fue un sueño que siempre tuve. Las cosas se me han dado y con mi trabajo le puedo brindar una mejor calidad de vida a mi hija de 4 años, ya que soy madre soltera”, comenta Maestre.

Al igual que ella, Gina Arévalo, también operadora de camión y madre soltera, considera que trabajar para la minera de carbón es una gran oportunidad para ella y su hijo de 6 años. “Yo quisiera operar una retroexcavadora, ya hay varias mujeres operando palas eléctricas y todos los equipos. Están siendo muy inclusivos en todas las áreas”, resalta Arévalo.

‘El agua cambió el pasto seco por un terreno fértil’

Un milagro, así como se denomina la comunidad indígena, fue la llegada del agua a la comunidad El Milagro, una de las que colinda con la operación de El Cerrejón. Para su autoridad, Salvador González Bonivento, “el agua permitió cambiar el pasto seco por un terreno fértil, lleno de verde, donde ahora cosechamos plátano, yuca, maíz, patilla y melón. En la Guajira el agua es muy escasa porque casi no llueve, entonces los terrenos eran muy secos. Pero, desde hace casi un año, la minera de carbón nos dio un sistema de agua, con pozo y una bomba sumergible, que permite llevar el agua a las casas, a las cosechas y a los animales”, explica Salvador, mientras recorre los cultivos en compañía de algunos miembros de su comunidad.

En su recorrido prende los aspersores que rocían de agua cada cultivo permitiendo que sus cosechas ya estén dando los frutos, hay pequeñas patillas y melones creciendo entre sus terrenos, por lo que camina con cuidado para no pisar algún fruto por accidente. “Este sistema es una elegancia. Si no fuera por el agua, esto sería muy duro para nosotros, incluso para las animales. Nosotros nos sustentamos de los animales, por lo que debemos garantizarles alimento y agua. Ya hemos hecho los primeros cortes de plátano”, aclara orgulloso.

“Agradecemos a Dios y a la minera porque son unos buenos vecinos y por los recursos directos que invirtieron acá. Para nosotros es algo grandioso. El agua es primordial porque las comunidades se vuelven unos paraísos y uno lo tiene todo para salir adelante porque somos trabajadores. Además, hace unos meses la empresa también nos dio a cada familia tres terneras y algunas ya están dando crías. La Guajira es un departamento muy rico”, declara Salvador.

‘Pude sacar siete hijos profesionales’

“Lo más grande que me ha podido dar trabajar acá, y con orgullo lo digo, es ver que todos mis hijos son profesionales. Son siete hijos y si no hubiese sido por los auxilios educativos de la empresa, no habría podido pagarles la Universidad a todos”, explica Robert Ramiro frente al tajo ‘La Patilla’, el lugar que para él ha dado el mejor carbón en los casi 40 años que lleva trabajando para la minera.

“Robert Alfredo, mi hijo mayor, estudió idiomas y trabaja en la parte de seguridad del aeropuerto de Michigan, Estados Unidos, habla cuatro idiomas. Miguel Alberto es técnico mecánico y trabaja en el Cerrejón en la parte de mantenimiento de camiones. Ariana es ingeniera civil y trabaja también acá como supervisora de camiones. Yasina es una orgullosa profesional de la Universidad de la Guajira y estudió salud ocupacional. Margarita Rosa es médica fisioterapeuta radicada en Estados Unidos. Jula es ingeniera química y jefa de salud pública del municipio de Villanueva de donde somos oriundos. Asunción Moisés, el menor, está próximo a graduarse como médico de la Universidad Libre de Barranquilla”, relata Robert y agrega: “Tenía 21 años cuando comencé a trabajar en esta operación, en el año de 1986. Fui uno de los pioneros y ya quedamos poquitos de esa época. Con el paso de los años aprendí a operar todos los equipos y camiones. Solo me faltaba operar el tren, ese era mi sueño pero no fui muy bueno en eso del tren”, aclara.

Su hija, Ariana, la ingeniera civil y quien lo acompaña en la entrevista, confiesa: “Desde pequeña escuchaba las historias de mi papá sobre su trabajo acá, por lo que entre mis sueños estaba trabajar en la minera. Llevo cinco años, y ya he tenido a cargo equipos de hasta 60 operadores”.

Soñaban con un taller de artesanías

La comunidad indígena de Julimaka tenía un anhelo en común: consolidar un taller de artesanías. Ese sueño es tangible ahora y beneficia a un grupo de 60 artesanas que tejen mochilas Wayuú, mantas bordadas y algunos accesorios.

“Nos dieron el taller, unos materiales como hilos y maquinaria de costura, también nos han apoyado para poder participar en eventos como la Feria de Expoartesanías en Bogotá o Expoartesanos en Medellín. Además, nos han fortalecido en la parte comercial y administrativa para crear nuestra marca (artesanías Juliima) y nos dieron capacitaciones de diseño y combinaciones de colores”, explicó Wilmer Pushaina Barro. La comunidad Julimaka fue la primera en entablar una relación con la operación minera, según explicó José Ángel Ecuan, miembro de la comunidad de Julimaka y coordinador del proyecto de artesanías.

José Ángel además explicó que desde el 2012 comenzaron con el proyecto de artesanías. “A pesar de que es un talento innato que se lleva por ser Wayuú, hay cosas que uno necesita complementar y procesos que hay que seguir para participar en las convocatorias de las ferias artesanales. Ellos nos orientaron en ese proceso. Las artesanas hacen mochilas de una hebra y nos preparamos para participar en las próximas ferias de Medellín y Bogotá. Llevábamos muchos años sin utilizar redes sociales (juliima_artesanías en Instagram), pero hemos visto que funciona para adquirir clientes nuevos, incluso tenemos un comprador en China”, dijo José Ángel.

FOTOS: SERGIO ACERO / EL TIEMPO

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