La minería formal es positiva para el territorio
“La minería formal ha tenido efectos positivos en distintos aspectos del territorio a partir de su incidencia en la estructura de nuevos paisajes”. Esta es la principal conclusión del estudio “Transformaciones Territoriales y Minería”, desarrollado por la EAN en convenio con la Asociación Colombiana de Minería, que se presentó esta semana en Bogotá, con la participación del Ministerio de Minas y Energía, la academia y empresas afiliadas a la ACM.
Según la bióloga y rectora de la Universidad EAN, Brigitte Baptiste, quien lideró el estudio, los efectos positivos se ven en el largo plazo, gracias a las actividades de rehabilitación de zonas mineras y las compensaciones ambientales que desarrollan las compañías y que favorecen la biodiversidad, el agua, la creación de ambientes o hábitats para las especies, gestión del riesgo climático, el diseño de paisajes con perspectiva generativa y las innovaciones institucionales locales.
De acuerdo con el análisis, las compañías foco del estudio han rehabilitado a la fecha cerca de 6.000 hectáreas de áreas mineras y han realizado actividades de compensación ambiental en alrededor de 13.700 hectáreas, favoreciendo la biodiversidad, la proliferación de los bosques seco y ripario y la conectividad entre ecosistemas, además del trabajo conjunto con las comunidades. La experta señaló que es necesario poner especial atención en cómo se gestionarán estos territorios al final del ciclo minero, con el fin de que se conserven esos paisajes sostenibles.
Durante el estudio se revisó la historia del territorio mediante fotografías, cartografía y visitas a los cuatro proyectos mineros involucrados: Cerrejón, localizado en la cuenca media del Río Ranchería, en La Guajira, y Drummond, ubicado en la cuenca del Río Cesar, que extraen carbón térmico; Mineros, situado en la cuenca del Río Nechí en el Bajo Cauca Antioqueño, que extrae oro y Cerro Matoso, localizado en la cuenca alta del Río San Jorge, en Córdoba, que extrae y procesa ferroníquel.
Así, de esta revisión se desprenden tres razones que nos indican que la minería es positiva para el territorio:
- Los proyectos mineros han transformado el paisaje y estructurado su ecología, lo que ha contribuido al ordenamiento del territorio, en zonas donde antes predominaban actividades agropecuarias o ilegales, con distintos impactos ambientales.
- Las perspectivas de mediano plazo del ciclo minero, en conjunto con la gobernabilidad de los títulos que exige la ley, impulsa buenas prácticas en la gestión de los ecosistemas locales, lo que provee espacios y conocimiento para la regeneración del territorio.
- La historia de relacionamiento con las comunidades -que conlleva debates, controversias y negociaciones- ha permitido innovar y construir capacidades para la gestión de cara al cierre de los proyectos o la continuidad de la actividad minera en el largo plazo.