Debate minero necesita basarse en argumentos y criterio técnico
Frente a las críticas formuladas recientemente por algunas personas, entre ellos mandatarios locales, respecto de proyectos mineros que adelantan su etapa de licenciamiento ambiental, la Asociación Colombiana de Minería (ACM) hace un llamado para reivindicar una industria legal y estratégica que ha aportado al desarrollo de Colombia y continuará siendo factor decisivo para la imperiosa reactivación económica del país. Es urgente y necesario que la información y el debate, alrededor de la minería se haga de manera constructiva y basado en argumentos y criterios técnicos, ambientales y sociales objetivos y claros.
Sorprenden acusaciones y señalamientos catastróficos alrededor de proyectos mineros basados en verdades a medias, fruto de análisis ligeros que adolecen de rigurosidad y conocimiento por parte de quienes califican de peligrosa la actividad minera y de innecesaria, la significativa inversión asociada a este sector.
Contrario a lo que afirman los críticos, ninguno de los proyectos presentados ante la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) pretende hacer exploración o explotación de minerales en los páramos del país, ni afecta negativamente a las comunidades vecinas o está planteado de tal forma que genere daños irreversibles a fuentes de agua. Según datos del IDEAM, la minería usa menos del 2% del recurso hídrico del total que se consume en el país.
Hoy la minería moderna utiliza tecnologías que priorizan la mitigación del impacto ambiental, herramientas de última generación para medición de calidad de agua y aire, conectividad 5G, vehículos eléctricos y equipos operados de manera robótica, entre otras.
Estrictas regulaciones como la colombiana y el firme compromiso de empresas nacionales y multinacionales, que han entendido la necesidad de generar una convivencia armónica de sus negocios con el ambiente y el entorno social, han permitido que sea posible el desarrollo de este tipo de proyectos. En la medida en que existan más opciones de desarrollo, habrá más oportunidades de empleo, bienestar y mejoramiento de la calidad de vida.
Por otro lado, un malentendido ejercicio de la función de control de la institucionalidad, al discutir con argumentos de conveniencia política el proceso de toma de decisiones de otras autoridades, resulta costoso democráticamente y cimienta las bases de un camino peligroso que Colombia no debería recorrer. Afirmaciones que ponen un manto de duda sobre la rigurosidad y profesionalismo de entidades como la ANLA, desconoce tanto la regulación robusta que existe en Colombia, como las capacidades técnicas de los profesionales de las autoridades ambientales para evaluar y de las empresas mineras para diseñar y desarrollar proyectos mineros sostenibles.
Las voces que intentan crear opuestos como “el agua vs la vida” o “la vocación agrícola vs la vocación minera”, resultan irresponsables con el país y con las comunidades en donde dichos proyectos pueden desarrollarse. Hoy Colombia necesita que entre todos sumemos, aportemos y construyamos.
En ese sentido, desde la ACM invitamos a que el debate se concentre en cómo desarrollar distintas actividades económicas y empresariales de la mejor manera en cuanto a lo ambiental, económico y social, y no en cómo limitar a un municipio a que su desarrollo futuro dependa exclusivamente de unas pocas actividades económicas, aludiendo a que esa es su vocación. La verdadera vocación es el desarrollo sostenible y armónico donde se potencien todas las actividades económicas legales que beneficien a toda la población.
Es importante destacar que con la activación de proyectos mineros como los que se comentan, se podrían generar 5 billones de dólares en 4 años y 28.000 empleos, además de ampliar la participación en el PIB de Colombia en casi un punto porcentual.
El país merece que los debates relacionados con minería se den bajo un riguroso contexto fáctico y técnico. Que se promueva el análisis y las discusiones informadas y respetuosas y dejar de lado postulados basados en opiniones e imprecisiones que generan desinformación y terminan obstaculizando el desarrollo de un sector tan importante y estratégico para Colombia.