Blog ACM | El reto de reducir los índices de pobreza y el papel de la minería

Fecha 22 diciembre, 2020

Por: Sebastián Martínez – Director Económico ACM

Tal vez el principal impacto que nos ha dejado la pandemia durante el 2020 fue el retroceso en la reducción de la pobreza. Según el Banco mundial, la Covid-19 dejará entre 88 y 115 millones de nuevos pobres en el mundo en 2020, cerca de 4 millones en América Latina. Para Colombia no existe una cifra oficial que nos permita aproximar un número, sin embargo, es claro que, como en el mundo entero, habrá un retroceso como consecuencia de la contracción de la economía nacional en cerca de dos dígitos y del deterioro en la generación de empleo en las distintas regiones durante este año. Sin duda alguna, retomar la senda de reducción de la pobreza es el principal reto que enfrenta el país, pero no será el único. Debe hacerlo buscando equilibrar las finanzas públicas y la dinamización de la economía que permita recuperar los millones de empleos que se han perdido durante la pandemia y el sostenimiento de los ingresos fiscales sin que se deteriore la competitividad que requiere el sector privado para ser ese motor de la economía nacional. Una ecuación nada fácil de balancear.

En dicha ecuación, la minería juega un papel fundamental. Con apenas una participación del 2% en el PIB aporta cerca de 6 billones de pesos entre impuestos, regalías y contribuciones sociales y ambientales, uno de los sectores junto al de hidrocarburos y al financiero que más aporta al país como proporción a su tamaño en la economía. Adicionalmente, los encadenamientos que genera el sector minero impulsan el desarrollo de otros sectores como el de la construcción, la industria, el transporte y los servicios en las regiones, por lo que tiene un efecto multiplicador en las áreas donde operan: más de 4 empleos adicionales por cada empleo minero y más de $2 adicionales en valor agregado por cada peso que aporta la minería

Parece lógico pensar que una mayor participación del sector en la economía nacional contribuirá más que significativamente en el cierre de brechas del país. De hecho, gracias a la actualización de los indicadores de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) realizada por el DANE para el 2018, hoy sabemos que, en los municipios mineros, territorios donde en promedio el 80% de su economía depende de la minería, las NBI se han reducido a cerca de la mitad en un periodo de 25 años, de 61% en 1993 a 33% en 2018 en promedio.

 

Todavía hay mucho camino por recorrer, y lo habrá más ahora después de este primer año de pandemia, en el que la minería no ha sido ajena a su coyuntura. Retomar la senda del crecimiento minero significa sumar en la recuperación de empleos, inversiones y recursos fiscales que necesita el país para retornar la meta común del fin de la pobreza para lo que, además de las políticas sectoriales que se requieran, resulta fundamental entender que solo con nuestra riqueza contribuiremos a cerrar las brechas en nuestras regiones.