Demanda de cobre podría doblarse frente a la de los últimos 100 años

Fecha 18 junio, 2019

Fuente: Diario Portafolio

El país tiene cerca de 600 títulos mineros para exploración de cobre. Si desarrolla el potencial existente, generaría el 8% de la producción mundial.

El aumento de la temperatura del planeta es un fenómeno que hoy más que nunca está poniendo a prueba a la humanidad para hacerles frente a un sinnúmero de nuevas situaciones y escenarios que, en muchas ocasiones, van a requerir del uso de los mismos que la naturaleza proporciona para buscar las mejores soluciones.

Es así que, de acuerdo con el Banco Mundial, los recursos minerales están íntimamente relacionados con el cambio climático, no solo porque la minería requiere una gran cantidad de energía, sino también porque el mundo no puede enfrentarlo sin un suministro adecuado de materias primas para la fabricación de tecnologías limpias.

Con base en este planteamiento, el Ministerio de Minas y Energía considera que Colombia tiene una oportunidad única para diversificar su minería de cara a las tendencias mundiales, al tiempo que las nuevas tecnologías y el calentamiento global están exigiendo una transformación que en lo energético (hacia la cual avanza el país), significa que las nuevas fuentes de generación de energía requerirán de minerales como el cobre, el níquel, el litio y los materiales construcción.

Y, como se sabe, el cobre es el conductor de la energía por excelencia (por ejemplo, una turbina de viento de 3 megavatios instalada requiere, aproximadamente, 4,7 toneladas de cobre). Además, por ser conductor de electricidad, se utiliza en electrónica, telefonía, computadores y cables eléctricos, entre otros.

Así mismo, por su resistencia a la corrosión se usa en cascos de embarcaciones, plataformas marinas y cubiertas, y se emplea en varios componentes de carros y camiones, así como en la construcción de trenes, por citar solo algunos.

“En el año 2050 se va a demandar cerca del doble de cobre de lo que se demandó en los últimos 100 años y Colombia tiene una oportunidad muy importante. Estamos en el mismo corredor de Chile y Perú, productores de cobre por excelencia. Podemos convertirnos en el tercer productor de cobre en Latinoamérica si desarrollamos nuestro potencial, de manera sostenible y protegiendo a las comunidades y el medio ambiente”, señala la ministra de Minas y Energía, María Fernanda Suárez.

Según esa cartera, Colombia tiene cerca de 600 títulos mineros para exploración de cobre y se estima que, de desarrollar el potencial existente, en 2030 podría estar generando el 8 por ciento de la producción mundial. De otra parte se calcula que, para ese mismo año, el país podría estar produciendo alrededor de 2 millones de onzas de oro, provenientes de títulos mineros.

Con ese panorama, cobra aún mayor importancia el impulso a los proyectos de cobre en el país, por lo que para la Asociación Colombiana de Minería (ACM), uno de los retos iniciales del sector es adoptar una mirada diferente y potencializar las dinámicas que le permitan a Colombia encontrar nuevos beneficios en la industria, y es así como el proyecto Cu-2020 busca en el cobre trazar una estrategia de país con un enfoque a futuro sobre el aporte de este mineral en el corredor pacífico de Colombia.

Proyectos que traen progreso

Tradicionalmente, en Colombia la producción de cobre ha sido baja, pero existen unos proyectos de exploración en la búsqueda de este mineral que podrían significar una oportunidad de país y que, además, significan bienestar para las zonas de influencia donde operan.
Muestra de esto es lo que se viene haciendo en Antioquia, con iniciativas como las que se están ejecutando en Jericó con el proyecto Quebradona o la que realiza entre los municipios de Dabeiba y Frontino con Pantanos Pegadorcito.

Tradicionalmente, en Colombia la producción de cobre ha sido baja, pero existen unos proyectos de exploración en la búsqueda de este mineral que podrían significar una oportunidad de país y que, además, significan bienestar para las zonas de influencia donde operan.

Muestra de esto es lo que se viene haciendo en Antioquia, con iniciativas como las que se están ejecutando en Jericó con el proyecto Quebradona o la que realiza entre los municipios de Dabeiba y Frontino con Pantanos Pegadorcito.

El primero de ellos por ejemplo, revela que como parte de su gestión social, durante la etapa de exploración ha orientado esfuerzos al mejoramiento de las condiciones de vida de las comunidades en las que hacen presencia y por esa razón, entre 2011 y 2017, invirtieron cerca de $ 2.870.000.000 (dos mil ochocientos setenta millones de pesos), a través de programas y proyectos de infraestructura social, formación y capacitación, proyectos productivos, patrocinios, donaciones, participación en eventos, entre otras actividades que aportan a desarrollo integral, tanto del área rural como urbana de Jericó.

En el 2018, entre sus programas de Fortalecimiento Educativo, el proyecto benefició a 141 estudiantes de ese municipio antioqueño en el desarrollo de competencias en lengua castellana, inglés y matemáticas, al tiempo que con el de Desarrollo Comunitario llegaron a 422 personas de las veredas de influencia directa con actividades de entrenamiento y fomento deportivo, vacaciones recreativas, gimnasia femenina y encuentros recreativos de mujeres.

Por su parte el proyecto Pantanos Pegadorcito, de interés nacional, ha recibido el apoyo del Gobierno colombiano con la inversión de recursos y con un trabajo desde las décadas de los 70’s y 80’s con organizaciones internacionales en búsqueda de nuevas alternativas para el desarrollo del país y, en especial, en zonas geográficas alejadas de los cascos urbanos y con poca o nula actividad económica.

Este proyecto, que se encuentra actualmente en etapa de exploración, dentro de su Responsabilidad Social Empresarial manifiesta su compromiso social de contribuir al bienestar y mejoramiento de la calidad de vida de los pobladores de las zonas de interés, por medio de la generación de oportunidades de empleo, el apoyo a las iniciativas de autogestión comunitaria y la dinamización de la economía local en el marco de sus operaciones.

Corredor pacífico

De acuerdo con la ACM, y teniendo en cuenta que la actividad minera es una aliada para el posconflicto en los territorios, el corredor del pacífico es una alternativa para apalancar una zona que requiere importantes recursos para mejorar el bienestar de sus pobladores.

“El corredor pacífico tiene un potencial minero importante desde Panamá (8 proyectos – supone un aumento directo en el Producto Interno Bruto (PIB) del país en un 4%), pasando por Colombia y siguiendo hacía Perú (24 proyectos) y Chile”, explica la Asociación.

Así mismo, indica que la ubicación geográfica de los depósitos de cobre identificados en el ámbito mundial resalta el valor del corredor pacífico, puesto que el 39 por ciento están en Suramérica, el 23 en Norteamérica y el 2 por ciento en Centroamérica y el Caribe.

Además, cifras del potencial minero sin descubrir del mineral señalan un 21 por ciento en Suramérica, 13 en Norteamérica y 5 por ciento en Centroamérica y el Caribe.

Razones que hacen pensar que el cobre pueda incorporarse en la agenda de la Alianza del Pacífico integrada por Chile, Colombia, México y Perú, donde también se encuentran como candidatos a miembros Costa Rica y Panamá.

Sin duda, la industria de cobre puede ser un factor económico muy importante para Colombia (trabajo, exportaciones e ingresos para el Gobierno –impuestos y regalías–, más aún si se tiene en cuenta que las regiones que más se beneficiarían son las que requieren de una mayor inversión por parte del Estado.